Escritor y periodista, pintor y
escultor, músico y actor, Salarrué fue muchas cosas, pero fue sobre
todo un artista original e innovador durante mucho tiempo la figura de Salarrué ha estado encasillada a un sólo ámbito de la cultura. Pero el autor de “Cuentos de barro” y de “Cuentos de cipotes” no se consideraba a sí mismo un escritor.Su pasión creadora se centró siempre en la pintura, pero tampoco se llamaba a sí mismo un pintor. En sus propios escritos) se retrató a sí mismo llamándose un artista tan internacional que carecía de personalidad.
“Estos son los poetas”, explicó, “no los que hacen versos, sino los que aman intensamente la vida, que son los verdaderos. Entre ellos me cuento, gracias a Dios”.La ironía de esta declaración es que si hay en nuestra historia un artista reconocible por la fuerza de su personalidad, este es Salarrué.Pero no podemos equivocarnos: es esta concepción de sí mismo como un poeta, un poeta sin patria, capaz de canalizar su intenso amor por el mundo en las visionarias obras de su arte, lo que lo distingue. La ausencia de una “personalidad” definida le permitía la libertad absoluta para explorar sus intereses y seguir sus intuiciones sin preocuparse por escuelas, ni modas, ni clasificaciones.
todo un artista original e innovador durante mucho tiempo la figura de Salarrué ha estado encasillada a un sólo ámbito de la cultura. Pero el autor de “Cuentos de barro” y de “Cuentos de cipotes” no se consideraba a sí mismo un escritor.Su pasión creadora se centró siempre en la pintura, pero tampoco se llamaba a sí mismo un pintor. En sus propios escritos) se retrató a sí mismo llamándose un artista tan internacional que carecía de personalidad.
“Estos son los poetas”, explicó, “no los que hacen versos, sino los que aman intensamente la vida, que son los verdaderos. Entre ellos me cuento, gracias a Dios”.La ironía de esta declaración es que si hay en nuestra historia un artista reconocible por la fuerza de su personalidad, este es Salarrué.Pero no podemos equivocarnos: es esta concepción de sí mismo como un poeta, un poeta sin patria, capaz de canalizar su intenso amor por el mundo en las visionarias obras de su arte, lo que lo distingue. La ausencia de una “personalidad” definida le permitía la libertad absoluta para explorar sus intereses y seguir sus intuiciones sin preocuparse por escuelas, ni modas, ni clasificaciones.
A esta voluntad de no
conformarse con el aprendizaje académico, que tan bien asimiló sin embargo, y a
esta originalidad de propósito, la historiadora de arte Astrid Bahamond le
atribuye sus mayores innovaciones: el valor visionario de su mundo pictórico,
que encaja sin discusión en las corrientes vanguardistas de su época, sobre
todo por sus obras más abstractas.Sin proponérselo, Salarrué enriqueció a todos
los salvadoreños con su aporte de indiscutible originalidad y autenticidad.Observemos un poco de sus obras artísticas las cuales se encuentran en el museo de la palabra y la imagen MUPI.
"LA CRUZ"
"MANGLARES"
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